jueves, 9 de julio de 2009

Avant Premier

El cine en Rosario nace fines del siglo XIX. Desde sus inicios en los cafés (fines del siglo XIX), hasta mediados de la década de 1980 conmovió, convoco, cobijo, e ilusionó a los rosarinos.

El momento de auge y el declive de las exibidoras se dio en la década del 50 (
listado de cines por barrio). Había dieciocho cines en el microcentro, cuatro entre los bulevares y muchos más de veinte distribuidos por los barrios. En síntesis, uno, cada quince cuadras aproximadamente, con varias funciones por día, una cuadra de cola los días sábados por la noche y casi cien películas por día en la cartelera de toda la ciudad. Pero de 54 salas que funcionaban en 1955, diez años después quedaban 43, y en 1968 cerraron 18 más. La cuenta siguió restando. En el ‘71 los cines en Rosario eran 20, en el ‘73 eran 17 las salas en funcionamiento. En los ‘80s los cines se contaban con los dedos de una mano.

Entre ellos se encontraba el cine Coliseo (Av. Uriburu 1420)
Inaugurado el 28 de Agosto de 1937, esta sala se levantaba soberbia en un barrio donde las quintas predominaban en el paisaje. Privilegiado espacio de sociabilidad del pujante barrio “Uriburu La Guardia”, en sus comienzos no solo exhibía películas si no que alterno con espectáculos teatrales y la realización de los populares bailes de carnaval.

Luego de varias aperturas y cierres (tres en total) el “Coliseo” fue puesto nuevamente en funcionamiento el 26 de Noviembre de 1982 como parte de Exibidora “Monumental”.
El 28 de Setiembre de 1987, fue la fecha en la cual pasó a ser parte de los recuerdos de la populosa barriada de Tiro Suizo.

Así comienza mi proyecto de investigación sobre el cierre de los cines de barrio (*).

La pequeña Historia que hoy voy a compartir con ustedes da cuenta sobre las estrategias de resistencia que le opuso mi barrio al cierre de su cine.

Cuando el cierre del cine era inminente, otras corporaciones del barrio comenzaron a disputarle el terreno de proveer imágenes. La parroquia (primera proveedora de imágenes en el barrio, intento recuperar su espacio, pasando en la festividad de Pascua diapositivas sobre la Pasión. La otra corporación fue la comercial.

La dos heladerías de calle Uriburu (La Cumbre. Uriburu al 1400 y Pumpis Uriburu y Paraguay) contrataron, cada una, a un muchacho con un proyector de películas super 8.
Se sacaban los ojos por los clientes que raudamente cruzaban la "peligrosisima" avenida Uriburu (en aquel momento era una calle) a ver "que película empezaba".

Los estrenos estaban a la orden del día. El que traía la película mas nueva se llevaba la gente. Aliens: el octavo pasajero y La Profecía son las películas que recuerdo haber visto en La Cumbre, heladería de la que era habitué por su riquísimo dulce de leche granizado.

Hace unos años me reencontre con Marcelo, el muchacho que pasaba las películas en La Cumbre. Le conté mi trabajo sobre los cines del barrio, y le dije que me interesaba hacerle una entrevista.
Fue así como Marcelo me recordó un hecho ocurrido que ya formaba parte de mis olvidos. “La noche que Pumpis cerro"

Como había mencionado la batalla por el cliente era feroz entre estas dos heladerías, y la que tenia la película mas nueva se “ganaba la gente”.
Todo el barrio esperaba ver que nuevo prodigio montaban estos muchachos.
Así fue que una noche Marcelo consiguió la película que todo el barrio esperaba.
Él había conseguido la joya mas preciada allá por mediados de los ’80. La película
Rocky IV. (imágenes de la película)

El rumor de que la película estaba corrió como reguero de pólvora por cada rincón del barrio. Esa noche no alcanzaban las sillas dispuestas, los pibes se sentaron en la tierra, la gente “bonita” se quedo de pie, todos esperábamos ansiosos el fabuloso estreno.

Así fue que pasada las 23 hs se atenuaron las luces, y empezó Rocky IV.
Marcelo me contó que repaso con satisfacción la cara de las vecinas y vecinos del barrio, me contó que estaba hasta Doña Cora (la vieja del pasaje Piano que nos había reventado mas de diez pelotas). Pero se sorprendió mas al ver también a la familia que era dueña de Pumpis y al muchacho que pasaba las películas en la mencionada heladería.

Marcelo se pregunto, quien estará atendiendo en Pumpis, se dio vueltas y vio que la heladería estaba cerrada.

(*) A la deriba... el naufragio de los cines de Barrio.

3 comentarios:

El Hippie dijo...

esta muy bueno, me gusto!!!

Anónimo dijo...

que buena historia. Tantos cines habia en rosario?

Anónimo dijo...

Si es el tema de una pelicula llamada "cuenta con migo" de Steven Spielberg. Martin