martes, 30 de junio de 2009

El penal de Martín


Voy a compartir con ustedes, un breve relato sobre un penal que paso a la historia del barrio Uriburu y la Guardia de Rosario.

Cuando realizaron las obras de calle Uriburu (asfaltaron la mano que faltaba allá por 1988) una centena de pibes nos quedamos sin potreros, a esto hay que sumarle que los baldíos que no valían dos mangos, se transformaron en apetecibles para el mercado inmobiliario. Así fue como el fútbol fue relegado a pasajes y calles poco transitadas. Ahí podíamos despuntar el vicio los "niños" que teníamos entre 9 y 13 años.
En mi barrio había varios equipos. En el que yo jugaba se lo reconocía como el "Equipo de Martín", esto no es por que era el más grande, o el dueño, era porque Martín era el que mejor jugaba. Sería como dice Adidas: Martín + 10 (ó 6, o lo que sea siempre que estuviera Martín por supuesto). Nuestro clásico rival eran los pibes de Yugoslavia (esto no era por que sean la selección del país de
Tito, sino porque sus jugadores habitaban en el pasaje del mismo nombre). No falto a la verdad si digo que eran nuestros hijos, les pintábamos la jeta de locales y de visitante, porque esto hay que dejarlo en claro, se jugaba en ambas condiciones.

Nuestro problema más grande era otro equipo... el equipo "Independencia" que se juntaban en Pte. Roca y Estados de Israel. Esos, perdónenme, eran unos hijos de puta, jugaban muy pero muy bien. Además eran más grandes y más fuertes, condición que "sacaban a relucir" si por alguna casualidad alguien se "equivocaba" y empezaba un partido ganándoles.

Sobre ellos y nosotros quiero contarles esta pequeña historia hoy.

Después de muchas derrotas nos disponíamos a jugar un nuevo partido contra Independencia en terreno neutral. El patio principal frente a la parroquia "Ntra. Sra. De la Guardia" .

Las disposiciones tácticas las dio como siempre Martín. El correría por toda la cancha, el resto cada uno en su posición. Yo, como era el más grande físicamente, debía hacer marca personal al mejor y más grande jugador del Independencia "El Indio". "El Indio" no era muy alto , pero era fuerte como un toro, tenía cabello oscuro que descansaba en sus hombros. La mirada sombría denotaba que no había tenido una infancia fácil, y jugaba siempre con una remera roja. Martín me pidió que hiciera todo lo posible, hasta lo no permitido para neutralizar a este muchacho que jugaba con la irreverencia del mismísimo Maradona.

El partido, como siempre, era en serio, con dos tiempos y todo.

El primer tiempo fue bastante parejo. El indio estaba fastidiado por mi marca. Porque, y esto creo oportuno aclararlo, yo no soy bueno para el fútbol, pero tengo un talento innato para molestar a la gente.
El segundo tiempo comenzó con un golazo de Martín (quien otro no?) y después de ahí todo fue del Independencia. Nos cagaron a pelotazos, fue durísimo el embate al que fuimos sometidos. El Indio me canto a patadas todo el segundo tiempo, mezcla de bronca e impotencia.

Faltando pocos segundos para el final a Martín lo "levantaron por los aires" muy cerca del arco. Nadie dudo que la falta era un penal. Acordamos que el partido no terminaba con el penal, sino cuando la pelota saliera afuera. Así fue que Martín nos junto a todo el equipo y nos dijo. - Si lo meto ganamos dos a cero. Si me lo ataja el arquero, capas que saca y nos empatan. que hago?
Nosotros le respondimos que trate de hacerlo, pero por las dudas no esperábamos el rebote adelante y que nos quedábamos todos abajo.
Así fue como desde una posición mas que privilegiada vi a Martín pararse frente a la pelota. Miro al arquero. Volvió a acomodar la pelota, e hizo una corta carrera. Con fuerza la pateo afuera. Se dio vueltas y cagandose de risas dijo ¡¡¡Ganamos!!!.

Ese fue el primer partido que le ganamos a Independencia, y el último, por supuesto, que jugamos contra ellos.

domingo, 28 de junio de 2009

¿Por qué Historias Marginales?

Siempre me fascino la Historia. Pero con los años descubrí (un poco solo, otro poco empujado por profesores y amigos) que hay infinidades de relatos, de Historias que no figuran ( ni figuraran) en ningún libro. Son esos relatos de borde los que me propuse recopilar en Historias Marginales.

El nombre del blog no es para nada original. Hace unos años me encontró el libro de
Luis Sepulveda "Historias Marginales". Y digo que él me encontró porque yo no lo fui a buscar , me atropello de manera prepotente, como lo hace todo texto impuesto para ser leído y se convirtió en uno de mis libros de cabecera sin que yo pudiera prestar algún tipo de resistencia. En síntesis, se hizo querer de prepo.

Ese libro comienza con un relato de Sepulveda sobre su visita al campo de concentración de Berger Belsen donde buscaba algún vestigio de la presencia de Ana Frank. En su recorrida no encontró ningún rastro de la pequeña. Pero, sobre una piedra, vio tallada una frase que lo conmovió profundamente.Esta decía: "yo estuve aquí y nadie contara mi historia". Esta frase es el disparador para hilar más de una treintena de bellas historias. Todas ellas marginales, como las que me propongo recopilar aquí, en este blog.